Una cámara lúcida –y no la mirada anestesiada de este cronista-, una de esas mentes acostumbradas a organizar lo real en clave cinematográfica, tal vez pudiera extraer de este vértigo ciertas imágenes precisas, articular lo fragmentario con la lógica de un rompecabezas; y, en suma, poder ver algo. Ver algo en medio de este ciego movimiento incesante, que parece irreductible a cualquier forma de relato.
Enrique Carné
La Ciudad Ilegible
EMR. Rosario.
2009
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