sábado, 23 de enero de 2010

una pregunta que retorna

Desde la clausura de la muestra de Tucumán Arde en 1968, en la Argentina las artes plásticas se mantuvieron al margen de la crisis, alejadas de corrientes estéticas más conceptuales que se generaron a partir de las Documentas X y XI. Detenidas en un universalismo entendido como hegemónico, las artes plásticas no han abandonado una posición de supuesta independencia que aún hoy se justifica a través de la defensa encarnizada de "la autonomía del arte". Esta postura no es un fenómeno endémico argentino. Los recelos respecto de las curadurías, los criterios de valoración más bien voluntaristas, el fárrago de tendencias diferentes y, sobre todo, ese espíritu restaurador que se huele cada vez que despunta el ocaso de un modelo económico revelan que en todas partes la representación artística sufre una suerte de puesta en abismo. Tanto la política como el arte fueron demasiado lejos en sus estrategias de captación del número (de público, de votantes, de audiencias). Tanto la política como el arte han usado estrategias mediáticas hasta el punto de vaciarse de sentido. ¿Se puede volver?

[La Intemperie. Gabriela Massuh. Interzona. Bs. As. 2008]